Hoy me levanté con ganas de navegar, a pesar del frío y del empeño de Lo Pelat en compartir su resfriado conmigo. El Sartenes se encontraba con el aceite indispuesto y sólo pudo recibirnos en Port Estelí.
Dirigimos nuestras naves hacia la Rierada, rumbo a la Ermita de la Salud para poder ofercer nuestras más sinceras oraciones.
Chapoteamos en el agua y bautizamos a Patxi con un nuevo nombre de navegante, El Clecas. Después de unas cuantas pistas de barro y cañas, nos dimos un paseo bajo los frondosos árboles. No pudimos desplegar todas nuestras velas así que estuvimos remando un buen rato. Con su característico afán de ayuda al más débil, El Bucles, amablemente, se ofreció a guiar alguna de las naves entre el mar enarbolado, sabedor de su mayor pericia en la navegación.
No recordaba que se había untado las manos con cera (por el frío) y algunas le resbalaron accidentalmente. Robocop le intentó ayudar, pero como está algo oxidado, sólo consiguió perjudicar aún más el navío del recién bautizado Clecas.
El paseo fue algo accidentado, Lo Pelat se golpeó las rodillas, mientras que El Bucles perdió uno de sus tan merecidos cuernos. Por suerte siempre llevamos a mano el botiquín con hielo y confiamos en haber podido salvar el apéndice para su reinmplante. Ahora mismo debe estar en el hospital realizando tan delicada operación.
Finalmente y sin poder ofrecer nuestras oraciones, dirigimos las naos hacia un agradable paseo por la Siberia, Can Pascual y la Corta para arribar a Port Estelí donde nos esperaba esa Rubia tan fría y deseada por todos (y en copa grande).
Dirigimos nuestras naves hacia la Rierada, rumbo a la Ermita de la Salud para poder ofercer nuestras más sinceras oraciones.
Chapoteamos en el agua y bautizamos a Patxi con un nuevo nombre de navegante, El Clecas. Después de unas cuantas pistas de barro y cañas, nos dimos un paseo bajo los frondosos árboles. No pudimos desplegar todas nuestras velas así que estuvimos remando un buen rato. Con su característico afán de ayuda al más débil, El Bucles, amablemente, se ofreció a guiar alguna de las naves entre el mar enarbolado, sabedor de su mayor pericia en la navegación.
No recordaba que se había untado las manos con cera (por el frío) y algunas le resbalaron accidentalmente. Robocop le intentó ayudar, pero como está algo oxidado, sólo consiguió perjudicar aún más el navío del recién bautizado Clecas.
El paseo fue algo accidentado, Lo Pelat se golpeó las rodillas, mientras que El Bucles perdió uno de sus tan merecidos cuernos. Por suerte siempre llevamos a mano el botiquín con hielo y confiamos en haber podido salvar el apéndice para su reinmplante. Ahora mismo debe estar en el hospital realizando tan delicada operación.
Finalmente y sin poder ofrecer nuestras oraciones, dirigimos las naos hacia un agradable paseo por la Siberia, Can Pascual y la Corta para arribar a Port Estelí donde nos esperaba esa Rubia tan fría y deseada por todos (y en copa grande).
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